Ir al contenido principal

¿De qué depende el éxito de tu alumnado?

La gran duda que tienen muchos docentes es cómo motivar a sus alumnos y alumnas a aprender. Partiendo de sus intereses, utilizando las TIC, provocando emociones positivas en el alumnado (sobre todo alegría y sorpresa, evitando el miedo), son unas de las técnicas bastante eficaces. 

Provocar emociones positivas en el aula continuamente es bastante difícil para un docente y es una virtud al alcance de unos pocos. El problema aumenta cuando nos enfrentamos a contenidos complejos que requieren mucha concentración o cuando hay que memorizar datos que es imposible representar de manera divertida, interesante y emocionante. 

Las habilidades de automotivación y autocontrol nos ayudan a ser perseverantes y resilientes.

Nada es placentero o edificante todo el tiempo. La parte positiva es que este desafío nos hace crecer y cambiar hacia el lado positivo. Las personas que lograron grandes éxitos entienden esta idea perfectamente y hacen lo que menos les gusta a primera hora de la mañana. 

Los deportistas profesionales, artistas y empresarios, los mejores inventores e investigadores en su disciplina no disfrutan madrugando a las 5 de la mañana para trabajar, entrenar o viajar, lo hacen porque aceptan que hay ciertas cosas que hay que hacer, aunque no les gusten, para poder conseguir lo que de verdad quieren.

Para desarrollar esta perseverancia tenemos que enseñar a nuestro alumnado a cómo hablar consigo mismo.

Lo que nos decimos a nosotros mismos es lo que determina nuestro comportamiento.  Cuando dices a ti mismo "eso es una pesadilla", "qué cosa más aburrida", "no me apetece hacerlo”, el cerebro entiende que eso nos provoca malestar y nos ayuda a buscar soluciones para salvarnos de la situación que nos molesta, eso es su trabajo. Por tanto, enfoca nuestra atención en otra cosa, nos provoca gastroenteritis, dolor de cabeza, ataque de pánico, etc., cualquier cosa que nos ayuda a evitar la situación desagradable.

Nuestro cerebro responde a lo que nos decimos y nos ayuda a evitar lo que calificamos como indeseable.

Lo mismos explica Barbara Oakley describiendo el método "Pomodoro" de Francesco Cirillo, que sirve para afrontar tareas  difíciles, realizando intervalos de trabajo de 25 minutos y descanso de 5 minutos. Es muy probable que una tarea compleja no la podemos resolver en el primer intento. Muchas veces percibimos eso como un fracaso y empezamos a decirnos cosas negativas sobre nosotros mismos.

Para poder volver a la tarea e intentarlo de nuevo necesitamos el habla interna positiva, necesitamos saber automotivarnos. Nuestro cerebro responde a nuestros pensamientos activando una emoción o una acción o un estado fisiológico. 

Lo que tenemos que hacer es entrenar nuestro cerebro diciéndole cosas positivas sobre esta tarea para provocar una respuesta positiva del cerebro. Enseñar este tipo de habla interna nos prepara para la vida adulta cuando todo lo que hacemos es nuestra responsabilidad. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Educar es mirar

Dicen  que el objetivo de la crianza y de la educación es formar a las personas que se adaptan bien a la sociedad en la que viven. Y es verdad, deberían aprender a relacionarse con los demás sin hacerles daño, pero eso no significa que deberían crecer dentro de un molde para que todos salgan iguales.   ¿Por qué se nos está bombardeando con la idea de que todos tienen que ser expertos en matemáticas, en lengua, en ciencias, en robótica, en programación, en creación e invención?  ¿Por qué al mismo tiempo no estamos enseñando cómo utilizar su mente como instrumento que les ayuda a lograr sus objetivos? Existe solamente una cosa que todos los niños y niñas necesitan, y eso es que se les mire.   Los bebés nacen con la necesidad de tener un contacto continuo con otra persona. Si apartamos la mirada ellos hacen todo lo que puedan para llamar nuestra atención, gritan, lloran, protestan porque quieren ser mirados. Esta mirada es lo que construye su cerebro, sus primeros pe

¿Por qué buenos alumnos/as fracasan?

Las investigaciones, dentro del campo de la psicología de la educación, han demostrado que  los pensamientos y las creencias sobre la inteligencia  influyen en el proceso de aprendizaje de nuestros alumnos y alumnas.  Inteligencia como rasgo fijo Los jóvenes que creen que  la inteligencia es una característica fija,  naturalmente predeterminada, son más sensibles al fracaso y sienten que continuamente tienen que demostrar sus capacidades. Este tipo de pensamientos les hacen más inseguros, menos atrevidos y bajan su autoestima. En algunos casos, estos pensamientos como: “Yo no puedo”, se convierten en un hábito que es difícil de romper. Asumen estas ideas como parte de su identidad, “Soy la tonta de la clase”, y cada fracaso les hace sentir más y más inferiores en comparación con los demás. Inteligencia como rasgo modificable En otro extremo están los jóvenes que creen que  la inteligencia  es una habilidad que con mucho estudio y esfuerzo  se puede modificar