¿Por qué se nos está bombardeando con la
idea de que todos tienen que ser expertos en matemáticas, en lengua, en
ciencias, en robótica, en programación, en creación e invención? ¿Por
qué al mismo tiempo no estamos enseñando cómo utilizar su mente como instrumento
que les ayuda a lograr sus objetivos?
Existe solamente una cosa que todos los niños y niñas necesitan, y eso es que se les mire.
Los bebés nacen con la necesidad de tener
un contacto continuo con otra persona. Si apartamos la mirada ellos hacen todo
lo que puedan para llamar nuestra atención, gritan, lloran, protestan porque
quieren ser mirados. Esta mirada es lo que construye su cerebro, sus primeros
pensamientos de sí mismos: “yo valgo”, “yo soy querido”, “yo tengo voz”, “yo
soy escuchado”.
Llegamos a los 4 años y la necesidad sigue
siendo igual. Piden nuestra atención, piden que les miremos mientras están
saltando en el parque, piden que les escuchemos cuando nos quieren contar sobre
sus dibujos animados favoritos, nos piden que les ayudemos a formar su idea de
quién son y cómo son. ¿Y cuál es nuestro trabajo?
Nuestro trabajo es mirarles, escucharles y
ayudarles a desarrollar su lenguaje interior
positivo.
Nuestro comportamiento está determinado siempre por las imágenes que creamos en nuestra cabeza y las palabras que nos decimos a nosotros mismos.
Nuestra mente es nuestro
instrumento de supervivencia. Es un instrumento que podemos controlar;
podemos no pensar y podemos elegir lo que queremos pensar. ¡Eso es lo que
tenemos que enseñar a nuestros alumnos y alumnas, hijos e hijas!
Los niños y niñas primero forman sus
creencias sobre sí mismos escuchando a nosotros, después, estas creencias les
forman a ellos, sus comportamientos y cómo viven su vida. Si recibes muchos
mensajes negativos de ti mismo o no consigues ser escuchado y mirado, empiezas
a creerlo y decírtelo.
Después, en la edad adulta no entiendes por qué no puedes establecer relaciones íntimas con los demás y es porque no te crees que lo mereces, no eres consciente de estas creencias formadas en la infancia.
Tampoco estamos hablando de engañarles y decirles que son los mejores del mundo, los más guapos, más listos, más fuertes y que todo lo que hacen es perfecto.
Después, en la edad adulta no entiendes por qué no puedes establecer relaciones íntimas con los demás y es porque no te crees que lo mereces, no eres consciente de estas creencias formadas en la infancia.
Tampoco estamos hablando de engañarles y decirles que son los mejores del mundo, los más guapos, más listos, más fuertes y que todo lo que hacen es perfecto.
Estamos hablando de prestarles la atención
que necesita cada uno, de escucharles y validar sus opiniones, de ayudarles a
preguntarse qué ellos piensan sobre sus comportamientos, enséñales qué pensar
cuando están fracasando, qué pensar cuándo siento que no puedo esperar mi
turno, qué pensar cuando los demás me están rechazando, qué decir a sí mismo
para poder levantarse y seguir luchando porque la vida consiste en saber
superar los obstáculos y no caer en autodestrucción.
Nos lo han dicho Ken Robinson, Sugata
Mitra, Daniel Goleman y muchos más, las habilidades que se necesitarán en el
futuro son principalmente habilidades sociales, autocontrol y automotivación,
todo lo demás lo podemos aprender a través del móvil.
Nuestros niños y niñas no necesitan ser forzados a aprender mil habilidades desde Infantil, tienen la biblioteca del mundo en sus bolillos y pueden aprender lo que quieran. Por eso, los docentes jamás podrán ser sustituidos por una máquina, pero para poder dar todo eso a los niños y niñas primero tenemos que tenerlo los adultos.
Nuestros niños y niñas no necesitan ser forzados a aprender mil habilidades desde Infantil, tienen la biblioteca del mundo en sus bolillos y pueden aprender lo que quieran. Por eso, los docentes jamás podrán ser sustituidos por una máquina, pero para poder dar todo eso a los niños y niñas primero tenemos que tenerlo los adultos.
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