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Enseñar a autorregularse



Las habilidades de autorregulación son imprescindibles para el proceso de aprendizaje y para el rendimiento escolar. Aquí encontramos agrupadas  atención, organización, autocontrol, planificación y estrategias de memoria.

¿Por qué hay que enseñarlo?

La respuesta es simple, cuando somos adultos ya no hay nadie que nos va a guiar, orientar y decirnos cómo comportarse y qué hacer. La responsabilidad de nuestro bienestar depende de nosotros mismos y, para poder realizarlo, es necesario tener habilidades de autorregulación.


Aunque estas habilidades se desarrollan, hasta cierto punto, de manera espontánea, no son solamente dependientes de la maduración. Estas habilidades se pueden y deben ser enseñadas para mejorar el rendimiento.

Observar a sí mismo

Primero tenemos que ayudar a los niños y las niñas a reflexionar sobre sus propios comportamientos y pensamientos.


Las personas tenemos la capacidad de observar nuestros pensamientos y ver las reacciones o emociones que estos provocan dentro de nosotros. Eso nos ayuda a entender qué es lo que afecta a sus estados emocionales, niveles de motivación y al desempeño.   


Cuando las personas observan sus pensamientos, sus reacciones emocionales, sus conductas y las situaciones en los que ocurren, siempre pueden detectar patrones recurrentes. Situaciones similares provocan pensamientos, conductas y emociones iguales.


El autoconocimiento es lo que

 permite a realizar la 

autorregulación.

¿Cómo podemos hacerlo?

La observación de uno mismo sirve para darnos la información sobre nuestras capacidades y así ayudarnos a plantearnos objetivos realistas. 


Si percibimos nuestras habilidades de manera errónea, entonces los objetivos que nos vamos a proponer serán o demasiado exigentes, por encima de nuestras habilidades, o muy poco exigentes, por debajo de nuestras posibilidades. 


Los docentes pueden ayudar al alumnado a desarrollar las habilidades de autorregulación de la siguiente manera:


  1. Ayudando al alumnado a autoevaluarse, a reflexionar sobre sus comportamientos y las tareas que realizan, preguntándoles: "¿Tú cómo piensas que lo has hecho? ¿Estás satisfecho/a con lo que has hecho? ¿Hay algo que crees que puedes mejorar?"
  2. Presentando los objetivos de cada clase, unidad o tarea.
  3. Ayudarles a definir sus propios objetivos, guiándoles hacia los más ajustados a sus capacidades. 
  4. Compartiendo con el alumnado los criterios para la evaluación. 
  5. Identificar y evaluar las consecuencias a corto y largo plazo.

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